Hace unos días, el mundo presenció una guerra de 12 días entre Irán e Israel, este último con el respaldo de Estados Unidos. El enfrentamiento dejó muertos en ambos bandos y desató una ola de acusaciones cruzadas. Aun así, hablar de Teherán con profundidad sigue siendo un ejercicio necesario. Para ello, iniciamos una serie de tres entrevistas con Ángel Horacio Molina, especialista en Medio Oriente e integrante del Centro de Estudios Islámicos Árabes y Persas «Dr. Osvaldo A. Machado Mouret».
En esta primera entrevista exclusiva para Grupo Radio Fórmula, Horacio Molina se enfoca en dos aspectos esenciales: el mito de una sociedad completamente cerrada y el debate en torno a las libertades personales. Frente a los estereotipos difundidos, sus respuestas invitan a mirar a Irán con menos prejuicio y más comprensión histórica.
Una sociedad abierta, no aislada
“Irán no es una sociedad cerrada. Todo lo contrario: es hospitalaria, curiosa y generosa”, afirma Molina con seguridad. Cualquiera que haya viajado al país, dice, puede confirmar que el visitante occidental no solo no es rechazado, sino que despierta genuina curiosidad entre la población local, deseosa de mostrar su calidez y cultura.
Más allá de los gobiernos de turno, Irán mantiene vínculos activos con sus vecinos regionales, y parte importante de su turismo proviene de países asiáticos. Sin embargo, para Molina, es imposible hablar del país sin considerar un elemento central: las sanciones económicas impuestas desde 1979.
“Es el marco a partir del cual hay que entender una serie de situaciones. Es como si tratáramos de entender a Cuba sin mencionar nunca el bloqueo, o a Palestina sin hablar de la ocupación”.
El investigador asegura que estas sanciones han condicionado sus relaciones con Europa, orillando al país a fortalecer sus vínculos comerciales con Asia, especialmente con China, Rusia y otras naciones que escapan a la presión estadounidense. Aun así, el interés iraní por integrarse cultural y políticamente al mundo sigue presente.
Libertades personales y conciencia política
Molina también desmonta otro lugar común: la idea de que los iraníes viven bajo un control absoluto y sin libertades. Por el contrario, señala que Irán es una sociedad altamente politizada, con una ciudadanía acostumbrada al debate y consciente de su papel histórico.
Las decisiones sobre el uso del espacio público, incluyendo la polémica por el hijab (velo o pañuelo que utilizan algunas mujeres musulmanas), dice que no son dictadas exclusivamente por la autoridad religiosa, sino que dependen del presidente en funciones, elegido democráticamente.
“Irán se mantiene en pie desde 1979, con todo lo que eso significa”, resume Molina. Una afirmación que cobra fuerza cuando se considera el contexto: sanciones prolongadas, intentos de aislamiento, amenazas externas y una narrativa internacional muchas veces reduccionista.
Una invitación a mirar más allá
Este primer diálogo con Ángel Horacio Molina deja claro que Irán no puede ser comprendido bajo lentes simplistas. Ni es un país completamente cerrado ni es una dictadura monolítica. Es una república islámica con una estructura política compleja, donde conviven tradición y modernidad, fe y política, resistencia e integración.
En la segunda y tercera entrevista sobre Irán, Horacio Molina aborda otros aspectos clave de la realidad iraní: su sistema político en profundidad y su posicionamiento en el actual escenario geopolítico.